Esta historia de Edgar Allan Poe (1809-1849) publicada en el año 1840 narra la historia de un hombre que se encontraba en un café de Londres. Este hombre estaba convaleciente de una enfermedad; es decir se estaba recuperando de ella. Al mirar por la ventana veía el ir y venir de la gente. Primero se fijo en las personas que salían del hotel luego en los transeúntes. Mas tarde se fijo en los pequeños detalles. En definitiva había una multitud que irritaba el oído y la vista.
A medida que pasaba el tiempo desapareció la gente ordenada y quedaban los degradados. Quedaba poca luz y con la rapidez con la que pasaban las personas resultaba difícil examinarles la cara.
De pronto este hombre vio el rostro de un anciano de 65 a 70 años. Queriendo hacer un análisis de su expresión surgió de su mente un vasto poder de cautela, mezquidad, avaricia,instintos sanguinarios, maldad, terror, alegría y desesperación. Fascinado se dirigió a la calle en dirección donde le vio desaparecer. Le siguió de cerca pero con cuidado.
El viejecito era bajo, delgado y de apariencia débil, con ropas sucias.
Su andar se prolongo una hora, cuando llegaron a una plaza muy iluminada. Siguieron caminando cuando llegaron a un mercado, entro en todas las tiendas y sin preguntar y sin decir ni una sola palabra. Luego se dirigió hacia el río salio frente a un teatro. Se puso de nuevo a andar con una gran rapidez encaminándose hacia las afueras de la ciudad. Llego al barrio mas sucio de Londres.
De nuevo alzo el paso y volvió a caminar llegando a un lugar para beber de donde salían y entraban personas. Emprendió de nuevo su carrera volviendo al centro y al salir el sol llegaron de nuevo al café.
(Escena en la que el hombre observaba a la gente pasar sentado en el café)
(Escena en la que este hombre ve a un viejecito y decide perseguirlo)
(Escena en la que al perseguir al viejecito descubre que va a muchos sitios)
(Esta escena en la que al terminar de seguir al viejecito vuelve a llegar al café)
